martes, 27 de marzo de 2012

Ciclos geológicos

Situación
La Tierra es uno de los planetas del sistema solar. Un astro sin luz propia que recibe la energía del Sol.  Figura 2-1 --> Via Láctea El Sol es una de las cien mil millones de estrellas de la galaxia llamada Vía Láctea. Una estrella roja, situada más cerca del borde externo de la galaxia que de su centro, y que no es ni de las más grandes ni especialmente distinta de otros muchos millones de estrellas similares a ella; pero de la que procede la energía que hace posible la existencia de los únicos seres vivos que conocemos en el Universo.
La magnitud del Universo, formado por miles de millones de galaxias similares a la Vía Láctea, es tan enorme que nos resulta imposible de imaginar.
La Tierra posee un satélite singularmente grande, la Luna.

Forma y tamaño
Nuestro planeta es una esfera ligeramente aplastada en los polos. Su superficie es de unos 510 millones de kilómetros cuadrados -lo que viene a ser unas 1000 veces la de España- y la longitud de su radio oscila entre 6,357 km (radio polar) y 6,378 km (radio ecuatorial).

Movimientos
Los seres vivos están sujetos a unos ritmos marcados por la alternancia del día y la noche, la sucesión de las estaciones y el sucederse de las mareas. Todos estos fenómenos dependen directamente de los movimientos de la Tierra y la Luna respecto al Sol.

a) Movimiento de rotación
La Tierra da vueltas sobre sí misma alrededor de un eje de rotación imaginario que pasa por los polos. La rotación terrestre es de oeste a este y tarda 24 horas -el llamado día sideral- en dar una vuelta completa.
Este movimiento de rotación es el responsable de la repetición regular del día y la noche, según suceda que el punto en cuestión esté en la cara enfrentada al sol o en la resguardada.

  b) Movimiento de traslación
El otro movimiento principal de la Tierra es el de traslación alrededor del sol. En este movimiento sigue un recorrido (órbita) en forma de elipse casi circular. Prácticamente en el centro de la elipse se encuentra el sol y al plano que la contiene se le llama plano de la eclíptica.
Dar una vuelta completa alrededor del sol le cuesta a la Tierra 365.2422 días
Las estaciones están provocadas porque el eje de rotación de la Tierra no es perpendicular respecto al plano de la eclíptica, sino que tiene una inclinación de 23º 27’. 
Figura 2-2 --> Movimiento de traslación
Figura 2-2 > Movimiento de traslación

c) Movimiento de la Luna alrededor de la Tierra
La Luna es la segunda fuente de iluminación al reflejar la luz que recibe del Sol por lo que tiene una notable influencia en la vida de los organismos. Se traslada alrededor de la Tierra siguiendo una órbita contenida en el plano de la eclíptica que tarda en completar 29.53 días
Las fases de Luna nueva, cuarto creciente, Luna llena y cuarto menguante se suceden conforme nuestro satélite va recorriendo su órbita 
Figura 2-3 -->Movimiento de la Luna
Figura 2-3 > Movimiento de la Luna

Las mareas son otro fenómeno provocado por la Luna con gran influencia en los seres vivos. Se deben a la atracción gravitatoria que la masa del satélite ejerce sobre la masa de agua de los océanos.
Figura 2-4 --> Mareas
Figura 2-4 > Mareas

Las mareas
Las mareas oceánicas son fenómenos muy complejos. Son distintas en diferentes lugares del mundo, no sólo porque tienen mayores o menores diferencias de altitud entre las bajas y las altas, sino también porque cambia la periodicidad. En la mayor parte de las costas del océano Atlántico en un día hay dos mareas altas y dos bajas; pero en otros lugares la periodicidad es distinta 
Figura 2-5 --> Frecuencia de las mareas en el mundo
Figura 2-5 > Frecuencia de las mareas en el mundo
Los periodos y la altura que alcanzan dependen de varios componentes mezclados. La principal fuerza que levanta las mareas es la Luna, con un periodo (tiempo entre dos altas) de 12 horas 24 minutos, que es la mitad de lo que tarda la Tierra en rotar respecto a la línea que une la Tierra a la Luna.
Otro componente de las mareas es la atracción ejercida por el Sol. Su periodo es de 23 horas. Y su intensidad entre el 20 y el 30% de la lunar. Se han identificado otros muchos componentes, aunque el lunar y el solar son los principales. De la conjunción de todos ellos se origina la marea real en cada lugar y tiempo.


Historia de la Tierra
a) Comienzos
El nacimiento de la Tierra, hace unos 4,600 millones de años, se produjo a la vez que la formación de todo el sistema solar. Suponemos, aunque no es fácil saber como ocurrió, que masas de unos pocos kilómetros de diámetro llamadas planetoides, fueron chocando entre sí hasta formar, al cabo de unos cientos de millones de años un planeta del tamaño del actual. Su superficie estaba fundida y rodeada por una atmósfera formada por las grandes masas de vapor de agua y otros gases liberados por las rocas al colisionar.
Al cabo de unas decenas de millones de años el planeta se había enfriado lo suficiente como para que gran parte del vapor se hubiera licuado formando los océanos. Los gases predominantes en la atmósfera de esa época eran el vapor de agua, el dióxido de carbono y el nitrógeno junto a hidrógeno, y monóxido de carbono que originaban un ambiente ligeramente reductor. 
b) La vida
Hace al menos 3,600 millones de años, en un océano primitivo que suponemos cargado con distintos tipos de moléculas orgánicas, aparecerían los primeros seres vivos, similares a las actuales bacterias.
Aparecieron después organismos capaces de hacer fotosíntesis que comenzaron a producir oxígeno que iba a la atmósfera. Para hace unos 1000 millones de años la atmósfera ya era similar a la actual. Oxígeno y nitrógeno eran sus principales componentes y de reductora había pasado a oxidante.
Hace unos 700 millones de años se aceleró el ritmo de aparición de nuevos tipos de vida. Todos los grandes grupos de organismos que ahora conocemos: moluscos, artrópodos, equinodermos, vertebrados, plantas diversas, etc., fueron apareciendo en unos pocos cientos de millones de años. Durante el Paleozoico los seres vivos dejan de estar limitados a la vida acuática y conquistan el medio terrestre y aéreo.

Los ciclos geológicos
Cuando se compara la Tierra con otros planetas vecinos como Marte o Venus se observan grandes diferencias, aunque el proceso de formación ha sido similar. Mientras en la Luna o en esos planetas se siguen observando claramente miles de cráteres originados por las gigantescas colisiones que los formaron, el aspecto de la Tierra es totalmente distinto.
Hay dos grandes procesos que han modelado la superficie de nuestro planeta y que han tenido una decisiva importancia en la evolución y distribución de la vida:
 
  • la existencia, por una parte, de una atmósfera y una hidrosfera ha provocado un continuo proceso de erosión, transporte y sedimentación de las rocas, en lo que se suele llamar el ciclo geomorfológico;
  • por otra parte, durante miles de millones de años se ha ido sucediendo un lento pero continuo desplazamiento de las placas que forman la parte externa del planeta, originando la denominada tectónica de placas. Los continentes se unen entre sí o se fragmentan, los océanos se abren, se levantan montañas, se modifica el clima, influyendo todo esto, de forma muy importante en la evolución y desarrollo de los seres vivos.
 Estructura
Característico de la estructura de la Tierra es el estar formada por capas superpuestas.
La parte sólida de la Tierra está formada por un núcleo compuesto principalmente por hierro y níquel. Aquí tiene su origen el campo magnético que afecta a todo el planeta. Algunos organismos vivos son sensibles al magnetismo y lo utilizan para orientarse como, por ejemplo, algunas aves.
Rodeando al núcleo se encuentra el manto. Es la capa más voluminosa de la Tierra, compuesta por oxígeno y silicio acompañados de otros elementos como aluminio, magnesio, hierro, calcio, sodio, etc.
La corteza es la capa más externa. Las rocas que la componen son también fundamentalmente, del tipo de los silicatos, como en el manto; aunque en la parte mas externa son frecuentes los carbonatos y otras rocas sedimentarias. La estructura de la corteza no es homogénea, y en ella se puede distinguir una corteza menos densa y más rígida que forma las áreas continentales, mientras que por debajo de esta y en los fondos oceánicos se observa una corteza más plástica y más densa.
La capa líquida de la Tierra (hidrósfera) y la gaseosa (atmósfera) completan la estructura de nuestro planeta.

Ciclos biogeoquímicos

La energía toma un curso unidireccional a través de un ecosistema, pero muchas sustancias circulan a través del sistema. Estas sustancias incluyen agua, nitrógeno, carbono, fósforo, potasio, azufre, magnesio, calcio, sodio, cloro, y también varios otros minerales, como hierro y cobalto, que son requeridos por los sistemas vivos sólo en cantidades muy pequeñas.




El ciclo del agua vincula la atmósfera, la hidrosfera y la corteza de la Tierra. El agua de la atmósfera se encuentra principalmente en forma de vapor. En tierra, circula tanto por la superficie (arroyos, ríos y lagos) como por los estratos subterráneos (acuíferos). Generalmente, el agua desemboca en el mar.
Los movimientos de sustancias inorgánicas se conocen como ciclos biogeoquímicos, porque implican componentes geológicos así como biológicos del ecosistema. Los componentes del entorno geológico son:
1) la atmósfera, constituida fundamentalmente por gases, que incluyen el vapor de agua;
2) la litósfera, la corteza sólida de la Tierra y
3) la hidrósfera, que comprende los océanos, lagos y ríos, que cubren ¾ partes de la superficie terrestre.
Los componentes biológicos de los ciclos biogeoquímicos incluyen los productores, consumidores y degradadores. El papel de cada descomponedor puede ser muy especializado.
Como resultado de la actividad metabólica de los descomponedores, de los compuestos orgánicos se liberan sustancias inorgánicas al suelo o al agua. Desde el suelo o el agua, estas sustancias son vueltas a incorporar a los tejidos de los productores primarios, pasan a los consumidores y detritívoros y luego son entregadas a los descomponedores, de los cuales entran nuevamente en las plantas, repitiendo el ciclo.

El ciclo del fósforo.

El fósforo es esencial para todos los sistemas vivos como componente de las moléculas portadoras de energía -tales como el ATP - y también de los nucleótidos de DNA y RNA. Al igual que otros minerales, es liberado de los tejidos muertos por las actividades de los descomponedores, absorbido del suelo y del agua por las plantas y las algas, y circulado a través del ecosistema.
El ciclo del nitrógeno es de importancia crítica para todos los organismos. Implica varias etapas: la amonificación, degradación de los compuestos orgánicos nitrogenados a amoníaco o ion amonio; la nitrificación, oxidación del amoníaco o el amonio a nitratos que son incorporados por las plantas; y la asimilación, conversión de nitratos a amoníaco y su incorporación a compuestos orgánicos. Los compuestos orgánicos que contienen nitrógeno regresan finalmente al suelo o al agua, completándose el ciclo. El nitrógeno perdido por el ecosistema puede ser restituido por la fijación de nitrógeno, que es la incorporación de nitrógeno elemental a compuestos orgánicos.

El ciclo del nitrógeno.
Aunque el reservorio de nitrógeno se encuentra en la atmósfera, donde constituye hasta el 78% del aire seco, el movimiento de nitrógeno en el ecosistema es más semejante al de un mineral que al de un gas. Sólo unos pocos microorganismos son capaces de fijar nitrógeno.
Los elementos que necesitan los organismos vivos suelen estar presentes en sus tejidos en concentraciones más elevadas que en el aire, el suelo y el agua circundantes. Esta concentración de elementos resulta de la absorción selectiva de sustancias por las células vivas, amplificada por los efectos de concentración de las cadenas tróficas. En circunstancias naturales, este efecto de concentración -denominada también bioacumulación- suele ser variable; generalmente, los animales tienen un mayor requerimiento de minerales que las plantas, porque gran parte de la biomasa vegetal es celulosa.
En los ciclos biogeoquímicos también pueden ser captadas sustancias extrañas que, pasando de un organismo a otro, alcanzan concentraciones elevadas cuando se aproximan a la cima de la cadena alimentaria. El DDT es probablemente la sustancia tóxica más conocida cuyos efectos fueron amplificados de esa manera.
En el accidente nuclear de Chernobyl (ocurrido en 1986) fue liberado al ambiente una enorme cantidad de material radiactivo.
Aunque las consecuencias de este accidente fueron más graves en las áreas próximas a Chernobyl, traspasaron las fronteras de la ex Unión Soviética, afectando finalmente a unos 100 millones de personas en más de 20 países europeos. La nube radiactiva del accidente se desplazó en dirección noroeste por el viento y, cuando posteriormente llegaron las lluvias, el material radiactivo volvió a caer al suelo. Una parte sustancial de la radiactividad fue depositada en Noruega, un país que no tiene plantas de energía nuclear. Un componente importante de la lluvia radiactiva de Chernobyl fue el cesio 137. A medida que este elemento pasó del agua de lluvia a los líquenes y luego a los renos, su concentración se incrementó a niveles que excedían en mucho a los que se consideraban seguros para el consumo humano. Las concentraciones más elevadas se produjeron en la leche, los músculos y los huesos de los renos, el medio de subsistencia tradicional para los pueblos Sami o Lapones, de Noruega Central y Meridional.
Las consecuencias de Chernobyl nos brindan varias lecciones importantes. La primera y más obvia es que la concentración biológica de sustancias es un fenómeno muy real, con consecuencias potencialmente graves, especialmente para los organismos que se encuentran en la cima de la cadena alimentaria, entre los cuales nos incluimos. La segunda lección es que no debemos ser complacientes con las medidas de seguridad relativas al uso de materiales o tecnologías; son posibles tragedias mucho peores que las de Chernobyl. La tercera lección, y tal vez la más importante, es que las consecuencias de nuestros errores no respetan límites internacionales o normativas ambientales locales, independientemente de si fueron bien concebidas o de cuán fielmente se sigan. La humanidad y todos los demás seres vivos estamos interconectados en un único ecosistema global.

viernes, 16 de marzo de 2012

Componentes abióticos y bióticos de un ecosistema

definiciones y conceptos básicos
           
Ecología -un término que deriva de la palabra griega oikos, que significa casa- es el estudio de las interrelaciones de los organismos y su ambiente. El objeto de estudio no es el organismo individual, sino las comunidades -grupos de organismos de diversas especies que viven e interactúan unos con otros en un área dada. La comunidad, junto con el ambiente físico inerte comprende una unidad ecológica funcional llamada ecosistema. Todos los ecosistemas de la tierra comprenden la biosfera. Regresando a la definición, ecología puede ser definida más exactamente como el estudio de los ecosistemas.

Componentes abióticos de un ecosistema.

Por definición, un ecosistema tiene dos componentes -el componente biótico, la parte viva, y el componente abiótico, los elementos no vivos. Los elementos no vivos se incluyen en las siguientes categorías: hábitat, gases, radiación solar, temperatura, humedad y nutrientes orgánicos e inorgánicos.
           El hábitat es el ambiente físico en el que vive un organismo, incluyendo los componentes bióticos y abióticos. Hay dos tipos de hábitat, terrestre y acuático. Mientras que la atmósfera es un medio para el trasporte y dispersión, no se considera el mejor hábitat debido a que no sirve como un sitio actual de residencia. Los principales hábitats son capaces de soportar ecosistemas debido a que contienen todos los elementos abióticos que requieren los organismos.

AMBIENTE TERRESTRE.

El principal elemento de soporte de las formas de vida en el ambiente terrestre es el suelo, compuesto de materiales diversos como minerales, sustancias orgánicas, aire y agua. El suelo consiste generalmente de tres capas. La capa superficial contiene minerales particulados, así como cantidades apreciables de sustancias orgánicas que le dan un color oscuro. La siguiente capa es el subsuelo, conteniendo minerales y menor cantidad de sustancias orgánicas. La siguiente capa es una cama de roca, básicamente material inorgánico, es la más profunda.
La capa superior es de primordial importancia para la vida terrestre. Combina la presencia de minerales, compuestos orgánicos, agua y aire en cantidades que permiten soportar muchas formas de vida vegetal y animal. De hecho, para la mayoría de las plantas la extensión máxima de sus raíces solo alcanza el suelo y subsuelo.

AMBIENTE ACUÁTICO.
           
Aproximadamente el 70% de la superficie terrestre consiste de habitas acuáticos, de los cuales hay tres tipos: dulceacuícola, marino y estuarino. Los hábitats dulceacuícolas incluyen lagos, estanques, ríos, canales y lagunas.

 Los hábitats marinos abarcan la mayoría de los ambientes acuáticos del planeta, incluye mares y océanos. En medio de los hábitats dulceacuícolas y marinos están los estuarios, desembocaduras de ríos al mar donde se mezclan las aguas dulces y saladas.
            Esencialmente los tres hábitats difieren en su grado de salinidad, pero cada uno contiene gases disueltos, minerales y sustancias orgánicas para mantener la vida. El hábitat marino es el más estable químicamente, debido a que su pH, temperatura,  salinidad, concentraciones de dióxido de carbono y oxígeno fluctúan menos. Sin embargo, los mares cambian físicamente como resultado de las olas, las corrientes y mareas, que son provocadas por efectos gravitacionales de la luna y el sol. Por otro lado, las aguas dulces son físicamente más estables a pesar de tener mayores fluctuaciones de salinidad, temperatura, pH y concentraciones de gases disueltos.

Gases.

        Casi todos los organismos requieren ciertos gases para vivir. Los vegetales necesitan CO2 para la fotosíntesis. Todos los organismos que respiran requieren oxígeno para la fosforilación oxidativa. Aalgunos organismos utilizan el nitrógeno y compuestos de azufre como parte de sus actividades metabólicas. Los  gases esenciales se disuelven en agua y están presentes en huecos del suelo, pero la principal fuente de gases es, desde luego, la atmósfera. La atmósfera es una mezcla de gases: 78% de nitrógeno, 21 % de oxigeno y 0.03 de dióxido de carbono. Otros gases como el hidrogeno, helio y metano se encuentran en cantidades traza.

         Cerca de la superficie de la tierra, el vapor de agua se encuentra hasta en un 4 % del volumen atmosférico. Por esto, la atmósfera sirve a otras funciones esenciales a los ecosistemas. Es en medio de transporte, tanto para plantas como a animales, y junto con la radiación solar, es el medio generador del clima.

Radiación solar, temperatura y humedad.

La radiación solar es un componente abiótico esencial debido a que influye directa o indirectamente en la energía necesaria para la vida. Las plantas que la utilizan directamente, varían en sus requerimientos de luz, y su capacidad para vivir en cierto hábitat esta determinada por la intensidad de luz y la duración del día. Así, la luz determina la distribución de plantas y animales que dependen de plantas para alimentarse.
            Además, la radiación solar es responsable, directa o indirectamente, del clima de la tierra, que determina otros dos factores: la temperatura y la humedad. La radiación solar varia de acuerdo a la latitud, y así, crea las tres principales zonas climáticas –tropical, templada y polar.

           El origen del clima involucra la interacción de masas de aire atmosférico calientes y frías en áreas de la superficie de la tierra y océanos.
            Aunque el proceso es muy complejo para ser considerado aquí, el papel de la radiación solar puede incluirse brevemente. Una parte de la radiación solar es absorbida por la atmósfera, calentándola y generando vientos. Otra parte es absorbida por la tierra y los océanos. Una parte de esta energía es reflejada a la atmósfera como calor, aumentando el calor de la misma y generando movimientos de aire, mientras que otra parte, provoca evaporación de agua que sube a la atmósfera en forma de vapor. Junto con otros factores, el vapor de agua atmosférico forma nubes y precipitación. Los vientos y la precipitación determinan la distribución de la humedad generadora de vida en el globo terráqueo. La radiación solar absorbida por los océanos determina las corrientes oceánicas que juegan un papel importante en el clima. Finalmente, por la propiedad del agua de absorber calor, los océanos junto con la energía solar, sirven de amortiguador del calor, absorbiendo radiación solar como calor y previniendo grandes cambios de temperatura.

Nutrientes inorgánicos y orgánicos.
           
           Todas las formas de vida requieren de ciertas sales que contienen minerales esenciales para las funciones vitales como síntesis de proteínas, actividad enzimática, fotosíntesis, etc. Las sales son absorbidas por las plantas de la humedad de su ambiente y adquiridas por los animales del agua y alimentos. Los minerales requeridos en grandes cantidades –como el nitrógeno, fósforo, azufre, calcio, magnesio, potasio y hierro- se llaman macronutrientes. Los que se requieren en cantidades muy pequeñas –como manganeso, cobre y cobalto- se llaman micronutrientes o elementos traza.
            Además, los seres vivos requieren nutrientes orgánicos –como proteínas, carbohidratos o azúcares, lípidos o grasas y vitaminas. Los autótrofos absorben sustancias inorgánicas y orgánicas de su ambiente y sintetizan sus propios nutrientes, mientras que los heterótrofos adquieren sustancias orgánicas consumiendo autótrofos.
Todos los organismos dependen de su ambiente abiótico para sobrevivir, y lo harán solo si los factores abióticos se mantienen dentro de límites críticos. Cualquier factor en un ecosistema que tiende a detener el crecimiento se llama factor limitante.
            El efecto de los factores limitantes fue estudiado por Justus Liebig y F. F. Blackman y se conoce como la Ley del mínimo de Liebig-Blackman: “El crecimiento de una población depende y esta limitado por los factores abióticos esenciales, los cuales deben estar presentes en una cantidad cercana al requerimiento mínimo del organismo”.

           Un ejemplo, los altos rendimientos en las cosechas dependen algunas veces de un elemento que parece insignificante, el boro, que se necesita en cantidades relativamente pequeñas. La producción agrícola generalmente no está limitada por factores como CO2 y agua, ya que estos usualmente son abundantes.
            Además de los límites inferiores, también hay límites superiores de tolerancia, y así, para cualquier factor, demasiado o muy poco puede ser perjudicial para un organismo. Por ejemplo, en la dieta humana una pequeña cantidad de arsénico tiene efecto tónico, pero en grandes dosis, es fatal. V. E. Shelford formuló el concepto titulado Ley de Tolerancia en 1913, que establece: “Para cada parámetro ecológico al que responden los organismos, hay un valor crítico mínimo y un valor crítico máximo, que juntos forman los límites de tolerancia”.









           
Cada especie tiene sus propios límites de tolerancia para cada factor abiótico; ya que estos límites son tan relativos, se utilizan dos prefijos –Esteno- significa rango estrecho, y Euri- significa rango amplio. Un organismo estenotérmico es el que tiene un rango pequeño de temperatura, y otro que tolera un rango amplio de temperatura es Euritérmico. Dentro de los límites de tolerancia hay un valor óptimo en el que las funciones o el crecimiento de los organismos es el mejor.
Por ejemplo:
Estenotermo-Euritermo.-se refiere a tolerancia baja y amplia a la temperatura
Estenohídrico- Eurihídrico.- tolerancia baja y alta de agua
Estenohalino- Eurihalino.- tolerancia baja y alta a la salinidad
Estenofago- Eurifago.- tolerancia baja y alta al alimento
Estenoeco- Eurieco.- tolerancia baja y alta a la selección del habitat.
Estenobárico- Euribárico.- tolerancia baja y alta a la presión.
Por ejemplo, los arrecifes de coral son estenotermos, ya que solo prosperan en un intervalo limitado de temperatura. Un descenso de 2°C de temperatura provoca tensión y ocasiona el "blanqueamiento" o pérdida de las algas simbiontes (zooxantelas) que hacen posible que los corales prosperen en aguas con muy bajo contenido de nutrientes.

Para un ejemplo de factores limitativos a nivel de especies, compararemos las condiciones en las que se desarrollan y brotan los huevos de larvas de la trucha de arroyos (Savelinus) y los huevos de rana (Rana pipiens).
  • Los huevos de trucha se desarrollan entre 0 y 12°C, con un óptimo por encima de 4°C.
  • Los huevos de rana se desarrollan entre 0 y 30°C, con un óptimo por encima de los 22°C.
Por lo tanto, los huevos de trucha son Estenotérmicos y los huevos de rana son Euritér-micos.

Componentes bióticos de un ecosistema.
           
         Un ecosistema se compone de tres elementos bióticos –productores, consumidores y desintegradores. Los productores son organismos autotróficos, principalmente vegetales que utilizan la energía radiante para producir alimento a partir de sustancias inorgánicas. En los ecosistemas terrestres, los autótrofos dominantes son las angiospermas –plantas con flores; en los océanos, son organismos microscópicos del fitoplancton, principalmente las diatomeas. Por otro lado, los consumidores son organismos heterotróficos (principalmente animales), y dependen directa o indirectamente de los autótrofos para alimentarse. Los consumidores pueden ser herbívoros, carnívoros u omnívoros. Al igual que los consumidores, los desintegradores –bacterias y hongos- son heterótrofos. Se alimentan de protoplasma muerto, degradando los componentes orgánicos complejos en compuestos simples que pueden ser utilizados por los productores. Así se integra el funcionamiento de un ecosistema con la actividad de los descomponedores que reciclan los compuestos orgánicos.
            Un buen ejemplo de un ecosistema y sus componentes es un estanque. Las sustancias abióticas en el estanque son H2O, CO2, O2, N2, Ca y compuesto orgánicos como aminoácidos, humus y vitaminas. Los tres componentes bióticos –productores, consumidores y descomponedores-, para cada uno, hay varias especies. Hay dos tipos de productores: plantas macroscópicas, con raíces o flotantes que crecen en aguas someras; y fitoplancton –algas microscópicas flotantes que se distribuyen en la capa iluminada del estanque. Entre los consumidores hay larvas de insectos, crustáceos y peces. Los descomponedores –bacterias y hongos- abundan en el lodo del fondo.